Cirugía estética, una historia conocida

Las presiones para que una mujer luzca bella y joven, no son nuevas. Ya en la antigüedad, las mujeres recurrían a cientos de trucos para potenciar su belleza, lozanía y atractivos físicos. Muchos de esos trucos de belleza sobreviven hasta nuestros días: las pelucas de Cleopatra equivalen hoy a las extensiones de cabello natural en los más afamados salones del mundo; aquellos primitivos maquillajes con pigmentos naturales tienen su correlato en la actualidad en prestigiosas marcas de labiales o sombras.

Como ves, no hay nada nuevo bajo el sol. Y tú pensarás ¿y las cirugías estéticas? Tampoco. Primitivas tribus de Africa central todavía hoy, al igual que desde hace milenios, continúan tatuando, mutilando o modificando su cuerpo mediante cruentas técnicas que equivalen a nuestra moderna cirugía plástica. Ellos lo hacen con afiladas rocas, nosotros en asépticos quirófanos, pero el objetivo es el mismo, no hay diferencia.

Una de las modificaciones corporales que mayor auge alcanzó hace algunas décadas y que aún continúa siendo una de las técnicas de mayor aplicación es la colocación de prótesis de senos. Si bien es cierto que en muchos casos ha sido la solución para casos dramáticos de extirpación de glándulas mamarias por casos de cáncer, por ejemplo, devolviendo a las mujeres su autoestima y armonía corporal; en otros casos ha sido fuente de narcisismo femenino y fantasías de los hombres.

Reconocidos antropólogos han demostrado que los pechos femeninos han ejercido fascinación desde siempre en la platea masculina de todas las culturas. Se creía que a mayor voluptuosidad, mayores posibilidades de amamantar a la descendencia, y por tanto mayor atractivo natural. Recordemos que la Naturaleza tiene un único objetivo: perpetuarse, y hará cualquier cosa para lograrlo. Hoy sabemos que no necesariamente a mayor volumen mayor fertilidad, pero esto también se debe a los cambios de hábitos y costumbres de la humanidad a lo largo de varios milenios de historia.

Aumentar los senos es una decisión que conlleva cierto tiempo y sopesar a conciencia las ventajas y desventajas de los resultados, elegir con criterio una técnica específica, solicitar referencias del profesional y del equipo médico que realizará la intervención, en fin, una serie de factores que con gusto te ayudaremos a identificar y analizar en próximas entregas.