
Podría citarte miles de ejemplos de esta naturaleza, pues también puede darse la situación inversa. Sin embargo para comenzar deberíamos ponernos de acuerdo sobre ciertos puntos.
¿Qué es caro? ¿Qué es barato? Si hablamos puramente en términos económicos una crema de reconocida marca que cuesta 150€ puede parecerte costosa. Sin embargo, la alta calidad de los productos con los que fue elaborada, produce efectos más inmediatos y además es probable que si aplicas las dosis recomendadas, una crema pueda durar hasta 3 meses, con lo cual habrás pagado 50€ por mes para estar más bella.
La opción es adquirir esa crema de marca desconocida que cuesta 60€. Claro, los resultados no serán los mismos y dentro de un mes debas comprar de nuevo. Por consiguiente habrás gastado en los mismos 3 meses unos 180€ sin obtener resultado alguno. ¿Cuál es entonces la crema más económica? Pues la del primer caso, sin dudar.

Recuerda antes de comprar un producto de belleza (en realida, de cualquier producto) que somos un número más en la estadística de consumo de este país, y que para convencerte de adquirir tal o cual cosmético, se han invertido fortunas incalculables en desarrollo, pero también en publicidad, de todo tipo.
No existe una receta infalible para determinar anticipadamente la calidad de una crema. Pero como consejos
generales podemos decirte:
- No te dejes seducir por la publicidad, no necesariamente, implica calidad.
- Desconfía de todos aquellos productos que sea excesivamente barato: de seguro la materia prima con la que fue elaborado no valía demasiado y los resultados estarán a la vista.
- Desconfía de todo aquello que sea excesivamente caro: de seguro la materia prima no es tan costosa como para que el precio de venta alcance cifras astronómicas.
- El producto que puede funcionar en mi tipo de piel, edad, hábitos, etc. no necesariamente funcionará en tu caso.
- Busca información en profesionales expertos, ellos sabrán recomendarte lo mejor para tu vida en particular.
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