domingo, 27 de abril de 2008

Aromaterapia: el milenario secreto de los aceites


El término "aromaterapia" ha alcanzado gran popularidad en los últimos tiempos un poco por el exotismo de su práctica como por la tendencia a volver a lo natural, a regresar a las fuentes, que se ha puesto de moda en el mundo occidental.

Sin embargo, la aromaterapia existe desde tiempos inmemoriales. Ya los egipcios primero, luego los griegos y romanos, así como otras avanzadas culturas de la antigüedad conocían y utilizaban las propiedades de las plantas y flores luego de realizarles algunos procesos para intensificar su potencia.

De más está decir que en Oriente es tan milenaria como la cultura misma y sus orígenes se hunden en la noche de los tiempos. Las esencias aromáticas desde siempre han cautivado los sentidos y la imaginación de los hombres y extraerlas para poder usarlas a placer es una técnica de gran antigüedad que exige gran maestría. Los aceites esenciales pueden extraerse de un vegetal, de tres maneras: por disolución, por extracción o por arrastre.
Algo muy importante que debes tener en cuenta al momento de adquirir un aceite esencial para uso terapéutico es que éste es muy diferente del aceite que se elabora para hornillos quemadores y que una buena sesión de aromaterapia debe incluir masajes, pues de esta manera se logra una mejor absorción de las propieadades curativas y relajantes del producto en la piel.

Algunos de los aceites más utilizados y sus propiedades más difundidas son:
  • Lavanda: calmante, antiséptico y analgésico. Quita jaquecas, insomnio y estrés. Es fantástico contra la depresión, náuses y dolores musculares.
  • Menta: es estimulante, y puede ser empleado para reducir dolores abdominales.
  • Romero: activa el metabolismo de la piel y promueve la regeneración celular. Elimina toxinas y descongestiona las vías respiratorias.
  • Manzanilla: disminuye las tensiones que ocasiona el estrés, la depresión y el insomnio.
  • Eucalipto: frotado en el pecho disminuye la congestión nasal y los estados gripales.

Hay varias maneras de utilizarlo, pero las más comunes son:
  1. Compresas: frías o calientes, aplicas unas 5 o 10 gotas en 3 tazas de agua, y allí mojas una toalla pequeña y luego se aplica en el área dolorida.
  • Tina: puedes echar algunas gotas en el agua de la tina de baño y aprovechar sus propiedades en un baño de inmersión.
  • Inhalación: se colocan unas pocas gotas en un pañuelo y luego inhalas el aceite durante el tiempo que permanezca activo.

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