Sin embargo, no todo es tan simple como suena en la canción. Los lunares son tumores benignos de la piel que por lo general no ocasionan inconvenientes en la salud, a excepción de algún malestar estético. Pero resulta importante conocer su aspecto "normal" para tomar los recaudos necesarios en caso de sufrir alteraciones.

Aunque el término "lunar" se aplica a la mayoría de las displasias de la piel, existen algunas alteraciones con nombres específicos como nevus, angiomas, melanomas, entre otros.
Los especialistas recomiendan mantener bajo estricto control a los lunares pues ante la menor modificación es oportuno que sean atendidos por un profesional a fin de prevenir lesiones dérmicas más severas.
Una prueba sencilla para "monitorear" nuestros lunares es la de las 3C: color, contorno y crecimiento.
- Color: por lo general son marrones (más claros o más oscuros). Si en cambio se tornan hacia el azul o el rojo, estamos hablando de nevus cuyo tratamiento debe realizarse cuanto antes.
- Contorno: los lunares son simétricos y por lo general circulares. Es necesario acudir a la consulta médica en caso que su contorno sufra modificaciones y se vuelva irregular.
- Crecimiento: en muchos casoos los lunares tienen un tamaño definitivo que se mantiene a lo largo de toda nuestra vida, pero si comienza a crecer es necesaria una visita al dermatólogo a fin de poder analizarlo.
¿Sexy? si, pero de cuidado.
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